jueves, 23 de mayo de 2013

El apego, la mejor terapia



Muchos niños que han sido adoptados tienen problemas de desapego, se muestran tímidos o reacios a demostrar afecto hacia sus padres. Un pasado en el que las figuras paternas han estado ausentes, o el efecto de la institucionalización de estos niños, crean conflictos graves en su sentido de la confianza y apego hacia otras personas.



Salvo algunas excepciones, la mayoría de los niños que han sido adoptados son acogidos por sus nuevas familias cuando ya tienen recuerdos de vivencias pasadas. Algunos provienen de familias con núcleos inestables, con faltas de atención o incluso experiencias de abandono y malos tratos. Otros, como en muchos casos de adopciones internacionales, provienen de instituciones donde no han podido recibir la atención necesaria por parte de sus cuidadores. Esto genera secuelas que impiden que el niño pueda establecer lazos afectivos desde un principio con sus nuevas familias. El miedo a volver a ser abandonados, o la dificultad de entender su entorno con la seguridad de un niño que ha crecido en una familia estable, provocan que se muestren distantes o que desarrollen etapas de rechazo o agresividad.
¿Cómo actuar ante esta situación? Reconstruir el apego es la mejor forma de que el niño supere estos miedos y pueda desarrollarse plenamente. Y por eso funcionan las adopciones. La adopción permite al niño reconstruir ese apego del que carece en sus primeras etapas, proporcionándole la seguridad que supone un entorno familiar.
El apego no se recupera en semanas ni en meses. Es cuestión de años. Requiere de mucha paciencia y pasa por etapas con grandes logros, pero también con grandes dificultades. Vuestra labor como padres adoptivos es demostrarle poco a poco y
con mucha paciencia a vuestro hijo que puede contar con vosotros, que es querido y deseado como un miembro más, para afianzar en él ese sentimiento de apego y seguridad necesarios.

miércoles, 15 de mayo de 2013

CARTA DE AGRADECIMIENTO



                                                                           06 de Mayo 2013




        

         Estimados/as amigos/as.



Queremos agradecer vuestra colaboración en la iniciativa de recaudación de Fondos para el Orfanato de la Pouponnière de Bamako (Mali)

Gracias a vuestra generosidad se han recaudado en un principio 1.300 € que los niños del orfanato agradecerán ya que era un dinero necesario para la compra de alimento y medicación, importe que ya hemos enviado a los responsables del centro tal y como adjuntamos en el comprobante de la transferencia.
Sin duda  habéis contribuido a aliviar graves carencias que sufren estos niños.

Nosotros en su nombre, os agradecemos que esto haya sido posible.

Asociación Guney África para la Adopción.




lunes, 6 de mayo de 2013

LA VERDAD POR ENCIMA DE TODO

La verdad por encima de todo

Las conversaciones con tu hijo deberán ser adecuadas a su etapa de desarrollo, temperamento e influencias externas. Los hijos adoptados durante su temprana infancia experimentan el dolor de la separación de sus padres biológicos. Todos los niños adoptados deben ajustarse a las nuevas imágenes, nuevos sonidos, nuevos olores y nuevas experiencias. Durante las etapas preverbal y verbal temprana, los padres tienen una perfecta oportunidad de comenzar a compartir con el niño el tema de la adopción de una forma tranquila y cómoda, para edificar así los cimientos de futuros diálogos.
Cuando su hijo adoptado es pequeño
- Utilice con frecuencia la palabra adopción. Eso les dará la oportunidad de acostumbrarse a decir la palabra sin sentirse incómodos ni molestos.
- Utilicen la palabra adopción en un momento en que sientan próximos a su hijo.
- Utilicen la palabra adopción de forma espontánea. No la digan con demasiada frecuencia, sólo cuando parezca natural hacerlo.

Tu hijo, por supuesto, no comprenderá estas conversaciones, pero comenzará a familiarizarse con el término adopción y con los tonos que empleas para referirse al tema. Es en la etapa infantil cuando se debe preparar una comunicación abierta sobre adopción, lo que dará buenos frutos más adelante. Sean sinceros consigo mismos de modo que puedan ser sinceros con tus hijos. Sois una familia adoptiva y no pueden cambiar ese hecho. Tus hijos tienen el derecho de saber, cuando sea posible, acerca de sus antecedentes y de su adopción. Si intentan ocultarles los hechos, ellos se sentirán engañados y traicionados cuando a la larga descubran los secretos ( y lo harán).
A medida que sus pequeños muestran más curiosidad con respecto a la vida y el nacimiento, estarán más interesados en qué papel juegan ellos en el esquema de la existencia.

Hijos adoptados de un a tres años de edad

De 1 a 3 años los niños están muy ocupados ganando control de ellos mismos y del mundo. Físicamente, el control real comienza durante esta etapa, control de esfínteres, de caminar, de auto-alimentarse, de sus padres a través del no, etc.

Alrededor de los 3 años, el niño comienza a aprender acerca de la familia y a concentrar sus intereses en cómo y cuándo nació. Antes de que tus hijos puedan entender el proceso de la adopción y las diferentes formas en que puede estar constituida una familia, es necesario que comprendan las formas por las cuales se puede tener un hijo.

Es alrededor de esta edad cuando comienzan a preguntarse si crecieron en la barriguita de su mamá; por lo tanto, he aquí un momento oportuno para explicarles el proceso de adopción y las diferentes formas en que un niño pueda ingresar en una familia.
Cuando tu hijo le interrogue sobre el nacimiento y la adopción
- prepárese para ser interrogado
- considérelo como una oportunidad
- conteste solamente lo que le preguntan, no entre en detalles.

Estas preguntas son características de las que formulan todos los niños, y sus hijos no serán una excepción:
¿Cómo salió el bebé?
¿Nací yo de esa manera?
¿Estuve yo en tu barriga, mamá?
¿Por qué no crecí yo en tu barriga?
Explique a tu hijo que los bebés salen por una abertura especial que tienen todas las mujeres, y que todos nacemos de esa manera. Que él no creció en tu barriga, pero creció en la de otra señora y ya cuando él había nacido, vosotros lo adoptaron. Hágale saber de lo muy felices que estáis por su nacimiento y de que él forme parte de toda la familia.

Cuando tu hijo pregunte por qué no creció en tu barriga, le puedes contestar que lo intentó pero que no lograron. Y él tuvo que venir de otra barriga. Si lo desea, añada que tu querías tener un hijo, de modo que él creció en la barriga de otra señora, y cuando nació, vosotros fuisteis a buscarlo y lo adoptaron.

No trate de decir a tu hijo más de lo que él puede entender. A medida que crezcan, las informaciones también crecerán y serán más adecuadas para ellos, según la edad que tengan.
Es importante hablarle, no sólo de su historia después de ingresar en la familia, sino también acerca de sus orígenes y sus progenitores. Este concepto de una historia de vida global resulta crítico para el desarrollo de su identidad, y debe incluir todo lo que sepas respecto del día en que él nació. El niño necesita saber que su nacimiento fue igual al de todos los otros niños, que forma parte de una familia, y que las familias están compuestas por personas que viven juntas y se aman unas a otras.

Hijos adoptados de tres a cinco años de edad
De 3 a 5 años, el niño se está alistando para la próxima etapa: enfrentarse al mundo. Comienza a desarrollar la habilidad de explorar, de iniciar proyectos y cuestionar todo lo que ve. Todas esta habilidades le ayudan a continuar la separación de sus padres, a prepararse para salir del mundo seguro de la casa al afuera salvaje y desconocido. Y en el momento que se asome al mundo exterior, va a comenzar a confrontar el hecho de su propia adopción.
Debido a que en el niño pequeño su habilidad de pensamiento es tan rudimentaria, generalmente tiene problemas para entender las implicaciones de ser adoptado.

Hijos adoptados de seis y siete años de edad
Comenzando cerca de los 6 ó 7 años, el niño puede diferenciar entre adopción y nacimiento como modos alternativos de formar una familia. En otras palabras, reconoce que aunque todos entran al mundo de la misma manera, por el nacimiento, la mayoría de los miembros de las familias lo hacen naciendo dentro de ella. También reconoce que ser adoptado significa tener dos pares separados de padres ( los que me concibieron y los que me acogieron y educaron.

Los niños comienzan a preguntarse acerca de su madre biológica; las preguntas sobre sus padres biológicos suelen llegar algo más tarde. Este es un buen momento para mostrarles fotografías, cartas o recuerdos de sus padres biológicos. Si no se saben las respuestas a sus preguntas o si la historia involucra un pasado complejo o penoso, conteste con "quizás" evasivos, mientras reafirma el valor de las personas involucradas y la dificultad de su situación antes de la ubicación de su hijo.
Permitiéndole que piense sobre el tema, e incluso que fantasee sobre sus padres biológicos, induzcas a tu hijo a aceptar su rol en la familia y a desarrollar un grado positivo de autoestima. Sus curiosidades pueden derivar en temores acerca de temas como que sus padres biológicos aparezcan para reclamarlo, por ejemplo; por eso es tan importante que compruebes que él comprende bien el proceso y la razón de su adopción.

El silencio y la evasión posiblemente harán que el niño piense que hay algo erróneo en sus orígenes y consecuentemente, que hay algo malo en él. La alternativa es decirle al hijo la verdad de lo que pasó; esto puede ser muy duro tanto para los padres como para el hijo, ya que en el fondo hay una verdad difícil de aceptar. Pero es más dañino no decírselo, ya que el niño percibe misterio, inquietud y silencio acerca del tema de sus padres biológicos y de su origen.
Esta distinción entre nacimiento y adopción es muy importante, es la base de un significado y entendimiento más profundo que emergerá más adelante.

Los niños en edad escolar incrementarán su capacidad para la solución de problemas. El aumento de pensamiento lógico, incremento de sensibilidad al punto de vista de otros, y experiencia en el salón de clases contribuye a este proceso. El niño adoptivo en edad escolar, por primera vez hace un esfuerzo espontáneo para considerar seriamente las circunstancias que rodean su nacimiento.
Por mucho que los padres adoptivos lo intenten, será difícil evitar que sus hijos tengan sentimientos de pérdida y aflicción por los que inevitablemente pasan. Sin embargo, se los puede ayudar a que superen estas situaciones difíciles, validándoles tus sentimientos. En aquellos casos en que tu hijo requiera alguna información que no se encuentra en tu poder, ofrézcale ayuda para encontrarla.
Un entendimiento joven que emerge de la familia también complica sus sentimientos acerca de ser adoptivo. Niños pequeños, generalmente menores de 7, definen familia primariamente en términos geográficos: su familia está compuesta por las personas que viven en casa. No se ve la conexión biológica como necesaria para ser miembro familiar. Esto significa que los niños pequeños aceptan fácilmente la afirmación de sus padres adoptivos que son parte de la misma familia y así va a ser para siempre.

Hijos adoptados de siete y ocho años de edad
Pero cerca de los 7 u 8 años, el niño comienza a reconocer que la familia normalmente se define en términos de relaciones consanguíneas. Viéndolo así, no tienen vinculación biológica con sus padres, pero si tienen padres biológicos ( y posiblemente hermanos biológicos), en alguna parte, y aquí algunos niños pueden comenzar a expresar confusión acerca de su lugar como miembro de la familia...
Además, este periodo se caracteriza por el desarrollo de la lógica recíproca. Con respecto a la adopción, el desarrollo de la lógica recíproca ayuda a sensibilizar al niño en el asunto del abandono. Para los niños jóvenes, los padres adoptivos hablan acerca de la adopción enfatizando su deseo de tener un hijo y construir una familia. El niño, a medida que la historia avanza, necesitaba un hogar, y los padres adoptivos lo escogieron para ser parte de la nueva familia. Lo que usualmente no se discute es por que el niño necesitaba un hogar. Una vez que el niño entra en un periodo de pensamiento lógico, se percata de que para haber sido elegido, primero tuvo que haber venido de algún lugar, lo que significa que fue abandonado. Durante este tiempo, el niño comienza a entender adopción no solo en términos de construcción familiar, sino también en término de pérdida familiar.

Hijos adoptados de nueve a doce años de edad
Entre los 9 y 12 años, los chicos logran una comprensión más profunda de lo que significa el proceso adoptivo. Quizás aflore en esta época los primeros signos prematuros de tristeza o pesadumbre, a medida que los niños comienzan a resolver problemas, establecer prioridades y buscar relaciones. Es también en estos momentos en que empiezan a ver el lado público de la adopción y a comprender que, socialmente, son diferentes a sus amigos, aunque tal vez todavía no comprendan bien por qué esta diferencia debe importar.

Los niños están más capacitados para procesar información embarazosa sobre su adopción que cuando llegan a la adolescencia. Si la historia de su hijo incluye situaciones desagradables, sin embargo, asegúrese de conversar y compartir con él los hechos sin emitir juicios sobre ellos.

Hijos adoptados adolescentes
Entre los 13 y 15 años es bastante común que su joven hijo adolescente no quiera frecuentar a sus padres biológicos ni a los adoptivos. Esta es una época particularmente difícil para la mayoría de los jóvenes, en la cual desean asimilarse a su entorno y no ser diferenciados por ninguna característica, sea esta cual fuere.

Desde los 16 años en adelante, como sucede con la mayoría de los jóvenes, los adolescentes adoptados están constantemente tratando de descubrir cómo encajan en el mundo que los rodea, así como procurando establecer su propia independencia. Frecuentemente, este es un período en que muestran un inusitado interés por los temas de la adopción y por obtener informes acerca de su familia biológica.

A medida que los adolescentes se desarrollan sexualmente, comienzan a analizar las diferentes opciones que sus padres tenían, y muchas veces juzgan sus acciones y decisiones. También luchan constantemente por lograr su propio equilibrio entre las influencias genéticas y las del medio ambiente